domingo, 10 de mayo de 2009

FORT APACHE. 1948


Reconstrucción de la célebre batalla de Litre Big Horn (sin especificarlo claramente), donde fue destruido para siempre el Séptimo de Caballería.
La caballería de Los Estados Unidos en el fuerte, sus relaciones familiariares, su sentido de la amistad, el honor, la valentía..


"¡Una sensacional epopeya del Oeste!"

Así rezaba la publicidad del programa de mano del Cine Santuchu, de Bilbao"

Muy buena película, primero y más célebre de los "westerns" que el maestro John Ford dedicó a la caballería de Los Estados Unidos.
Aquí, existe una verdadera complejidad ideológica por cuanto coexisten el honor, la burla, la dignificación militar y el escepticismo histórico.
Descarta todo partidismo y es objetivo.
Sus personajes no son ni héroes ni villanos. Sólo el personaje de Henry Fonda es más bien oscuro, aunque queda claro que se trata de un valiente (que ni por lo más remoto lo quisiera un soldado que estimase su vida en algo).
Imperecedera la escena del baile, sencilla e inigualable.



Pero no solo eso, es una demostración la perfección en la puesta en escena, de la emotividad en pequeños detalles como la despedida de las esposas de los soldados horas antes de vérselas con su creador por mor de un personaje anclado en sus valores militares, sin ver más allá de sus galones y sus ordenazadas desprovistas de toda lógica común.



La batalla final contra los indios es admirable en su contención y fuerza dramática al mismo tiempo, y todo ello realzado por unos inmejorables intérpretes, algunos de ellos, como el guapo pero soso John Agar, que jamás estuvo tan brillante, acompañado de la troupe de Ford: McLaglen, Fonda, Wayne, Pennick, Bond, Mars...
Un film soberbio, apasionante, que jamás se cansa uno/a de ver y admirar, y que durante años estuvo mal visto por una generación de cineastas, sobre todo europeos, que creían glorificaba Ford a la caballería de Los Estados Unidos por encima de los indios. Algo falso si se reflexiona, no en vano queda meridianamente claro que quienes tienen la razón y dignidad son estos últimos, casi siempre creyentes en la palabra del "rostro pálido" y continuamente engañados por ellos.





2 comentarios:

Quimérico Inquilino dijo...

Que añadir a todo lo dicho? Poca cosa. Efectivamente, la escena del baile y la batalla final, inolvidables. Un gran Ford, que es lo mismo que decir un grandísimo western.

Víctor Bilbao dijo...

Hola amigo Quimérico, siempre un placer tenerte aquí, en mi casa (por así llamar a este humilde blog...).

Pues sí, dos momentos de gran cine, que han pasado a la historia del cine por derecho propio. Pero hay más, yo diría que el film enterito. No se puede quitar ni añadir nada más.
Un clásico indiscutible que siempre resulta un placer para los sentidos. E invita a reflexionar sobre la ambición humana y otros peliagudos aspectos del homo sapiens.

Un afectuoso saludo, amigo.

Víctor