domingo, 21 de noviembre de 2010

PISTOLERO (Young Billy Young). 1969. Valoración: 3




Un sheriff maduro que trata de vengar la muerte de su hijo, conoce a un joven y decide iniciarle en las tarea de sheriff.




"-¡Buenos días, señor ¿Puede ayudarme a salvar a mi burro"
- No.
- Hay 30 millas hasta la ciudad. No puede abandonarme así.
- Sí puedo
."

A pesar del gran elenco interpretativo (Mitchum, Dickinson, Carradine, Fix...), se trata de una cinta bastante tediosa.
Da la impresión de que es ambiciosa, pero el tono grandilocuente lastra la historia hasta hacer que no interese demasiado cuanto acontece.
Hacia el final, se anima un poco y hay escenas bien filmadas (Burt Kennedy, el realizador ya tenía experiencia en esto del western), pero para entonces se ha visto poco buen cine.
Y es que es uno de esos westerns que sobre el papel contiene indudables elementos positivos que parece harán posible un gran filme, y luego, tras el rodaje todo sabe a ya visto, a cine realizado con el piloto automático puesto que, aunque evidentemente no aburre sí que no llena ni convence del todo, y por tanto, en cierta manera, decepciona.
A mí me ocurrió pero igual merece una segunda revisión.

jueves, 4 de noviembre de 2010

SILVER CITY. 1951. Valoración media: 5,60



Un ingeniero de minas tiene problemas en la empresa en la que trabaja, por lo que decide marcharse para instalarse en un pequeño pueblo del oeste.
Aquí se ve metidos en líos al ayudar a un granjero y a su hija, en pugna contra unos facinerosos.





Ameno y olvidable western, realizadO con oficio y no mucha inspiración por Byron Haskin, que además del western, frecuentró el género de aventuras y el thriller y ciencia ficción/fantástico..., osea, todo lo que le ofrecían y le pedía el cuerpo. Un auténtico todo terreno, como tantos otros de la época dorada de Hollywood.
Esta que nos ocupa se olvida pasados pocos días de su visión, aunque está bien interpretada y las escenas de acción están realizadas con indudable oficio.
No tiene casi nada perdurable, por no decir nada, pero mientras se contempla uno/a siente gratitud a un tipo de cine que va desapareciendo, el de los años cincuenta, donde al público se le ofrecía lo que quería (bueno, quizás hoy en día ocurre lo mismo y el público en realidad prefiere la bazofia, véase los programas de caca/culo/pis de la tele...).
Atractivo guión de Frank Gruber sobre una historia de Luke Short, banda sonora del entonces muy socorrido Paul Satwell y bonita fotografía a todo color de Ray Rennehan.
Para pasar el rato.