
Se le dio en su tiempo mucho bombo y platillo y la verdad es que es poquita cosa.
Sus situaciones son bastante vistas y previsibles, sobre todo en los modernos westerns (bueno, en realidad me refiero a la década de los noventa y finales de los ochenta).
Tiene estética de telefilm, y su historia tenía bastantes posibilidades, pero sólo en su versión primigenia.
Su concepción venía de la directora Tamra Davis,que ya había dirigido con mano firme a una de las protagonistas, Drew Barrymore, en "Guncrazy", honesto remake de la pequeña obra maestra "El demonio de las armas".
El elenco de intérpretes, sobre todo las féminas, hace todo lo que puede, aunque a mí sólo me convenció "el malo" James Russo.
Una peli para olvidar, que no deja poso alguno, que hace pasar un rato amenillo al más fiel seguidor del género, pero que sabe a muy poco dada la insustancialidad del producto general.
Un producto ideado para dar realce y lustre a las cuatro actrices, que francamente hacen lo justo para cobrar, sin inmiscuirse de lleno en sus personajes, o eso parece al menos, aunque se ve que hay alguna que sí tenía meollo en el primigenio guión, como la de Barrymore.

De serie B a todas luces este film en cuanto a puesta en escena y dirección se refiere, creo que no merece más líneas como no sea para comentar que su "tufillo" feminista, el que ha quedado de la idea original, a veces tira "p' atrás", dado lo maniquea que resulta en algunos momentos.
Y me refiero a la tan comentada en su día, escena en la que una de la protagonistas (la verdad, no recuerdo cuál de ellas dado el paso del tiempo desde que la vi), le pega un tiro a un malo y le dice algo así como "Ahora muere como un hombre", momento en que el respetable no sabe si aplaudir, reír o morirse de vergüenza ajena.
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