miércoles, 3 de febrero de 2010

EL RETORNO DEL PIONERO (Return of the frontiersman, the). 1950. Valoración: 6,50

En un pequeño, pero apacible pueblo del far west, el hijo del sheriff, un hombre bueno y justo, tiene una pelea con un forastero.
Los dos son arrestados diez días. Al salir, al forastero se le confisca el revólver.
Por la noche, dicho forastero es asesinado de un balazo. Todos creen que ha sido el hijo del sheriff, por venganza por la pelea no terminada.
Debe probar su inocencia, y huye de la cárcel.



Pequeño, por su modestia, pero agradable western, que causa una buena impresión mientras se ve, para pasar al olvido más completo al de un par de días o así. Y es que Richard L. Bare, su director, logra un trabajo honesto pero más bien rutinario, convencional en la forma y en el fondo, pero francamente profesional.
La razón de que guste es que sus escasos mimbres están bien dispuestos, consiguiendo un esmerado pero poco profundo entretenimiento. Es ameno pues las situaciones están bien descritas y filmadas, destacando su ágil ritmo, gracias a un esforzado montaje a cargo de Frank Magee.




Tampoco la fotografía es moco de pavo, llena de bonitos colores, obra de J. Peverell Marley, que destaca los bonitos paisajes donde se desarrolla la acción.
Y en cuanto a la banda sonora lleva la firma de nada menos que Max Steiner, lo que le otorga prestancia dramática.
No obstante, repito, la peli no es nada del otro jueves, ya que se nota que no tiene más ambición que la de hacer pasar el rato.
Objetivo cumplido y poco más como no sea la belleza de Julie London, habitual en el western y de característicos tan notables como Fred Clak, Dan White y/o John Doucette, amén de Rory Calhoun, que consiguió ser el protagonista de un buen puñado de series Bs del far west y thrillers, algunos de ellos francamente notables (ya hablaré de ellos cuando llegue el año de realización correspondiente).

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