jueves, 18 de febrero de 2010

ÁGUILA GRIS (Grayeagle). 1977. Valoración: 6,70

Águilas Gris es un valeroso guerrero cheyenne, que secuestra a la hija de un viejo y más bien humilde ranchero, que tiene como mejor amigo a un indio de la misma edad aproximadamente.
Juntos comenzarán un largo y arriesgado viaje para recuperar a la muchacha, que pasará del miedo más profundo al respeto más absoluto hacia su secuestrador, sobre todo cuando sepa porqué se la llevó de su hogar para llevarla a su poblado.




Estimable western, de esos que solía rodar Charles B. Pierce en la década de los setenta, cuando el género agonizaba y no encontraba un lugar en el firmamento cinematográfico.
Él siempre contaba historias eminentemente humanas, en un medio hostil y de innumerables peligros, pero lleno de personajes entrañables, dignos y honestos, con gran valor y sentido del honor y del deber y justicia.
En este caso sucede lo mismo, relatado con tranquilidad, pero con excelentes momentos que hacen de este film un producto agradable.
Con pocos pero bien dibujados personajes, ritmo adecuado y un engranaje técnico de calidad, como la bella fotografía que da relumbre a bellos paisajes de Helena National Forest, Helena, Montana, USA, Pierce nos reconforta con un argumento nada original (bebe de otros grandes westerns pasados), pero con un equilibro destacado de sus más bien escasos elementos.




Escenas como la lucha a muerte con cuchillos de Jack Elam contra un indio, mientras tiene una soga alrededor de su cuello y esta está atada a un poste clavado en el suelo, poseen indudable fuerza y nos remiten a grandes trabajos de la época dorada del género.
Violencia, amistad, honor...se funden en perfecta armonía destilando una extraña pero embriagadora poesía.
Todo ello plasmado modestamente, comenzando por su ambición, que no va más allá que la de conseguir gustar al público con un trabajo de buen orfebre que quizás no esté tocado con el hálito de un genio. Pero también de forma convicente, consiguiendo dejar un buen sabor de boca.
Está francamente bien, si no se le exige demasiado, claro.

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