sábado, 19 de abril de 2008

DILIGENCIA, LA (Stagecoach). 1939.

Un caricaturesco conductor, un banquero estafador, un viajante de licores, un caballero del Sur, un doctor borrachín, una esposa embarazada, una chica de mala reputación y un sheriff paternalista emprenden viaje en diligencia.
Por el camino se les une el pistolero Ringo, recién salido de la cárcel, que ha de vengar la muerte de su hermano al final del trayecto.
Los indios tratarán de que la diligencia no llegue a buen puerto.




Mítico western, que marcó un antes y un después del género, poco considerado hasta entonces.
Se considera una adaptación de la célebre obra de Guy de Maupassant "Bola de sebo", aunque esto no se ha confirmado nunca, tales son los elementos diversos que el riquísimo universo de John Ford aportó a la trama, con excelentes diálogos entre sus inolvidables personajes
Inolvidables momentos como la aparición de Ringo, la forma en que Claire Trevor sostiene al niño recién nacido, y cómo no Thomas Mitchell cantándoles las cuarenta a "los malos" de la peli en la cantina, son siempre recordados y retenidos en la retina, tales son sus excelencias cinematográficas.
Muy bien dirigido por el maestro Ford y excelentemente interpretado por todo/as y cada uno/a de sus actores/actrices (George Bancroft, padre de la siempre recordada Anne Bancroft, Claire Trevor, Thomas Mitchell, Andy Devine, John Carradine y un Donald Meek enternecedor), ha pasado a la historia del cine, gracias sobre todo a un excelente guión, lleno de matices, donde se combina la acción con el humor, la ternura (el recién nacido), con la implacable venganza, en este caso más sentido de la justicia.


Siempre se cuenta que cuando le preguntaron a Orson Welles cómo se preparó para la filmación de "Ciudadano Kane", Orson contestó que viendo unas cien veces "La diligencia". Y es que es una auténtica lección de cine.
Como curiosidad, el director Robert Parrish insistió muchas veces en una ocasión, al gran John Ford, con la pregunta de por qué John Wayne era mucho mejor actor con él que con los demás directores.
John le dijo: "Coge un trozo de papel y apunta las veces que habla Wayne en "La diligencia".
Así lo hizo Parrish y Ford le preguntó:
- ¿Cuántas veces?- 14 diálogos solamente.
- Pues esa es la manera de hacer de un actor un buen actor. No dejarle hablar. Contestó Ford.

Ganó dos Óscars de Hollywood: mejor actor secundario (Thomas Mitchell), y mejor banda sonora.




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