martes, 19 de enero de 2010

CAZA IMPLACABLE (Hunting party, the). 1971. Valoración: 6,35

Una banda de forajidos rapta a una bella maestra, pues el líder de ésta desea aprender a leer y escribir; ignora que el marido de ésta no es sino un peligroso sádico que irá detrás de ellos matándolos sin piedad gracias a un rifle de largo alcance, recién fabricado.


En mi opinión, un muy violento film del oeste, sobre todo para la época en la que fue rodada. Fue por este motivo objeto de controversia y polémica, siendo objeto de algunos "sesudos" estudios, que la abordaban tanto desde el punto de vista formal como del introspectivo, deteniéndose sobre todo en la peculiar personalidad del personaje encarnado por el gran Gene Hackman, todo un psicópata sádico (su personaje, no el bueno de Hackman...).
Así, gracias al boca a boca, fue un éxito económico, no tanto de crítica, que se divió en dos bandos claramente diferenciados. En uno estaban los que la situaban en lo más alto, y otros que dijeron más o menos que todo era puro artificio. Yo, cuando la ví, en medio de los dos, aunque más hacia el segundo bando.
Y digo esto por cuanto aprecié el aspecto técnico, con una magnífica fotografía en preciosos colores de nuestro Cecilio Paniagua (se rodó en España), que también contó con el siempre excelente Enrique Alarcón como director artístico. Pero aspectos como el ritmo, para mi gusto muy irregular y la propia dirección de Don Medford, fría para la historia que cuenta, no fueron de mi gusto.





A mí solamente se me quedaron grabadas las escenas violentas, no por bien rodadas, sino por ver a Hackman de cabrón integral dándole al gatillo sin dar la menor oportunidad a "sus presas", pues como a conejos les asesina.
Sin embargo, me ocurrió algo curioso, que le dí una segunda oportunidad viéndola muchos años después (hace bien poco) en la televisión. Y, hombre, no diré que me pareció maravillosa, pero sí que aprecié algunas buenas escenas, como cuando Reed, Bergen y Ryan comen bajo un carromato defendiénsose del tórrido calor bajo un sol de justicia, unos melocotones. Una escena en verdad simpática y entrañable, muy humana, que no se olvida (aunque a mí se me olvidó la primera vez).
En fin, que quizás es mejor de lo que me pareció la primera vez. No estoy seguro.



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