sábado, 1 de agosto de 2009

LA DAMA DE LA FRONTERA (Frontier Gal). 1945. Media: 6,55

Un forastero llega a un pueblo tras ser perseguido por un grupo de hombres mientras le tirotean sin cesar.
En el pueblo, nada más llegar tiene una pelea a puñetazos con varios lugareños. La pelea finaliza cuando la dueña del local, una hermosa mujer, le deja K.O. con un golpe en la cabeza.
Él les cuenta que ha ido al pueblo para encontrar al hombre que asesinó a su mejor amigo. No sabe quién es pero sabe que se encuentra allí.
Por una serie de circunstancias el forasterio y la mujer se casan, pero la cabeza de él tiene un precio y es arrestado.
Pasan seis largos años y regresa al pueblo como si nada...



Western con todas las de la ley, pero dentro de un tono melodramático claro, que incluso bordea el culebrón.
Charles Lamont vuelve a lograr sorprender, y no del todo favorablemente, con un argumento que toca varios géneros sin decidirse del todo por uno de ellos, pero logrando un producto más o menós sólido y en todo caso entretenido.
Se pasa bien el rato, aunque es necesario tener algo de paciencia, no en vano el comienzo no puede ser más extraño siendo una peli del oeste. Pero poco a poco, y sobre todo con la aparición de una niña, el film gana en consistencia, comenzando a vislumbrarse un agradecido humor y una ternura incontestable.



Por su parte, la acción comienza a establecerse en la historia, llegando a un final espectacular, aunque algo previsible.
No, no se trata más que de un western de serie B, una cinta en verdad modesta a pesar de la estimable dirección artística, vestuario y peluquería, pero ver luchar (en toda regla) al hombretón Rod Cameron, aquí muy joven y guapetón, con, primero una arisca y bellísima Yvonne de Carlo, y después con la niña, que es el vivo retrato de De Carlo, hace verdadera gracia.
No pasará a la historia del cine e incluso me atrevo a asegurar que es fácilmente olvidable, pero resulta un seguro pasatiempo y muestra elementos no del todo propios de las pelis del oeste.

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