Se narra el enfrentamiento entre un fuera de la ley honesto y un "sheriff corrupto". Este, presionado políticamente, intenta atrapar por todos los medios al fugitivo, hombre que no duda en no huir por prestar ayuda a un necesitado.

Muy bonito western, aparentemente de serie B, y en efecto, industrialmente así pudiera ser, pero rico en positivos elementos, tanto cinematográficos como estríctamente humanos.
Por medio de una historia de persecución por parte de la Ley a un fuera de la ley con un código del honor que no le hace dudar en perder tiempo para intentar ayudar a una familia mexicana enferma de difteria, asistimos, gracias a una sorprendente, inteligente y muy estimable dirección de Aldred E. Green, un realizador esmerado que no tuvo mucha suerte en el mundo del cine, a una serie de felices situaciones, muy amenas, que hacen de esta cinta un producto entretenídísimo y muy destacable en el western de los años cuarenta.

Pero también es muy destacable las extraordinarias y muy diferentes partituras musicales de Paul Sawtell, unas veces intimista, otras otorgándole una atractiva épica, como en las escenas del protagonista tratando de eludir a la Ley a lomos de su caballo por un desierto interminable, y otras de gran calado humano, de gran emotividad, utilizando coros masculinos y femeninos.

Otro dato a destacar es la preciosa fotografía en blanco y negro.
En resumen, un excelente western, quizás no muy famoso, pero claro representativo del buen hacer del cine de Hollywood de la década de los cuarenta.
Y como curiosidad, ganas me dan de destacar la mayor peculiaridad de la película, algo sorprendente en una cinta ambientada en el far west, y que deja un tanto perplejo una vez se da cuenta uno/a de ello, pero que yo no voy a contar aquí pues sería una faena al dar demasiadas pistas de cómo puede finalizar la peli. Y no lo voy a hacer, claro.
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