No será fácil pero no tiene nada que perder pues está terminalmente enfermo.

Y si pongo comillas en el bonito es porque ciertamente es un film bello, con tranquila realización de Don Siegel, uno de los grandes en fimes de acción, pero también hay que convenir que es triste. No en vano en todo la historia está presente la muerte próxima del protagonista, bien a manos de antiguos y nuevos enemigos de carne y hueso, bien a cargo de una maldita y todavía hoy no totalmente curable enfermedad, aunque mucho se ha avanzado en dicho sentido.

Emotiva en su humanidad, con grandes lecciones de vida, de dignidad, amistad y amor leal, deja un gran sabor de boca, entre otras cosas por finalizar con una muy elaborada y excelente escena (muy esperada en todo momento) de gran tiroteo entre el protagonista y los malos de turno.
Film nostálgico, donde se hace hincapié (una vez más, en este sentido no es original, ni tampoco lo pretende) de un mundo de libertad y justicia, tendente a una segura desaparición.
Muy bien Wayne, en un dignísimo colofón a su larga y exitosa carrera cinematográfica, acompañado por maravillosos intérpretes como el no menos mítico James Stewart, Lauren Bacall, Richard Boone, Harry Morgan, y hasta el aquí joven actor Ron Howard, más tarde popularísimo director "El código Da Vinci", "Cinderella Man", "El Grinch"...