viernes, 3 de septiembre de 2010

SANTA FE. 1951




Un hombre, junto con sus tres hermanos, que lucharon con el Sur durante la Guerra de Secesión norteamericana, llegan a un pueblo del norte, una vez acabada la contienda.
En dicho pueblo, matan a un soldado del norte que les provocó e intentó matar.
En su huida van a parar a donde se recluta gente para trabajar en la construcción del Ferrocarril, desde Kansas hasta Santa Fe.
El mayor de los hermanos desea trabajar en paz y vivir una vida nueva.
Sin embargo, sus tres hermanos odian al Norte e intentarán hacerse ricos en poco tiempo robando al Ferrocarril.





Mediocre western, aunque como es costumbre en los western de Randolph Scott, agradable, amén de que Irving Pichel sabía lo que hacer tras la cámara para logra un producto ameno, aunque con poca personalidad (también tiene algún título afortunado).
Este trabajo se olvida con suma facilidad no habiendo en ella ningún atisbo de originalidad, pero mientras se ve se pasa el rato.
Algunos rasgos humorísticos y una aparición de los indios de vergüenza ajena, pero que (¡hay que ver!) , pues realmente merece la pena, aunque no precisamente por su calidad cinematográfica...) es lo mejor de la película.
El resto, si dejamos a un lado la profesionalidad de sus intérpretes y los bonitos paisajes californianos donde se rodó el film, fotografiados en competente technicolor, poco que contar.
Uno más de los muchísimos westerns que se rodaron en la década de los cincuenta y que cimentaron la fama del género.




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