A Medecine Bown llega del norte una joven maestra, muy sofisticada, que no sabe nada del modo de vivir ni costumbres del oeste.
Pronto conocerá a dos amigos cowboys. Con uno congeniará y se hará amiga enseguida, y con el otro, apodado "El Virginiano", echará chispas por el modo rudo y directo que tiene él para con ella.
Son tiempos difíciles, con constantes robos de ganado, no se sabe por cuenta de quién, aunque El Virginiano cree que es obra de Trampas, así apodado un rufián que siempre va vestido de negro y va con malas compañías.
Precursora de la mítica serie televisiva "El Virginiano", se trata de una entretenida y muy curiosa adaptación de la novela de Owen Wister.
Aquí hay mucha diferencia para con la serie, como por ejemplo la más clara, que Trampas aquí sea el malo de la función y en la serie el compañero del protagonista (inolvidables James Drury y Doug McClure respectivamente), y la música, extraordinaria la televisiva.
En este largometraje resulta curioso el desarrollo de los acontecimientos, con esa peculiar y rica relación entre el protagonista y su amigo Steve. Cuando están juntos resulta lo mejor del film, sobre todo en lo relativo al cambio de chaqueta del amigo. Son escenas de una rara intensidad emocional, donde la amistad deja paso al deber, a la dura e inflexible Ley del Oeste. Ley que choca frontalmente con la educación y valores del Este de la protagonista.
Existen algunas buenas escenas de acción, pero no abundan, siendo la palabra la dueña de la función, y como quiera que los diálogos son fluidos y hasta profundos a veces, resultan disfrutables por su alta calidad.
Es decir, hay más bien poca "ferretería", pero gusta igualmente, a pesar de su evidente modestia.
Estupenda fotografía en el magnífico technicolor de la época a cargo de Harry Hallenberger, y bonitos paisajes naturales de California.
Aquí hay mucha diferencia para con la serie, como por ejemplo la más clara, que Trampas aquí sea el malo de la función y en la serie el compañero del protagonista (inolvidables James Drury y Doug McClure respectivamente), y la música, extraordinaria la televisiva.
En este largometraje resulta curioso el desarrollo de los acontecimientos, con esa peculiar y rica relación entre el protagonista y su amigo Steve. Cuando están juntos resulta lo mejor del film, sobre todo en lo relativo al cambio de chaqueta del amigo. Son escenas de una rara intensidad emocional, donde la amistad deja paso al deber, a la dura e inflexible Ley del Oeste. Ley que choca frontalmente con la educación y valores del Este de la protagonista.
Existen algunas buenas escenas de acción, pero no abundan, siendo la palabra la dueña de la función, y como quiera que los diálogos son fluidos y hasta profundos a veces, resultan disfrutables por su alta calidad.
Es decir, hay más bien poca "ferretería", pero gusta igualmente, a pesar de su evidente modestia.
Estupenda fotografía en el magnífico technicolor de la época a cargo de Harry Hallenberger, y bonitos paisajes naturales de California.
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