Su amigo le acompañará sin parar de hablar durante el trayecto.
Al llegar al pueblo descubrirán que lo que ha heredado es un burdel, con sus señoritas y todo.
Muy divertido western, que no obstante no es cómico. Es decir, es serio en su concepción formal, tiene el espíritu de las pelis del oeste clásicas y no toma con mofa su estructura ni sus elementos.
Lo que sucede es que tiene mucho humor, dado lo peculiar de muchos de sus personajes y los fluidos diálogos, sobre todo entre los dos protagonistas.
Hace reír de veras, pero también se suceden las escenas serias, aunque evidentemente casi todo dentro de un contexto poco estirado y nada grave. Vamos, que lo único que pretende, y logra de sobra, es entretener a la peña, dándole momentos de chanza junto a otros de acción muy bien rodados todos ellos.
El director del film es nada menos que Gene Kelly, inolvidable actor/bailarín, que tantas gratas y excelentes obras consiguió tanto como actor como en labores de realización (y/o co-realizador, como por ejemplo con Stanley Donen).
Aquí, en apariencia, está algo alejado de su cine, pero no, logra gracias a un buen guión de nada menos que James Lee Barrett, que adapta soberbiamente la novela de Davis Grubb, un sólido y muy ameno trabajo, que deja un buen sabor de boca.
Es posible que al cabo de no demasiado tiempo a uno/a se le olviden los detalles, pero no el grato recuerdo de una peli muy agradable, con una espléndida fotografía de William H. Clothier, otro que tal bailaba..., y a la estupenda banda sonora de Walter Scharf.
Mención aparte para Shirley Jones, que vuelven a repetir fortuna tras la obra maestra indiscutible "Dos cabalgan juntos", del maestro Ford.
Una película "para pasárselo bien".
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