martes, 30 de diciembre de 2008

EL ÚLTIMO PISTOLERO (The Shootist). 1976


Un viejo pistolero deberá enfrentarse a tres enemigos más jóvenes y ágiles que él.
No será fácil pero no tiene nada que perder pues está terminalmente enfermo.



"Bonito" western crepuscular, último del gran John Wayne, poco antes de morir de cáncer, tras muchos años de luchar contra él.
Y si pongo comillas en el bonito es porque ciertamente es un film bello, con tranquila realización de Don Siegel, uno de los grandes en fimes de acción, pero también hay que convenir que es triste. No en vano en todo la historia está presente la muerte próxima del protagonista, bien a manos de antiguos y nuevos enemigos de carne y hueso, bien a cargo de una maldita y todavía hoy no totalmente curable enfermedad, aunque mucho se ha avanzado en dicho sentido.





Emotiva en su humanidad, con grandes lecciones de vida, de dignidad, amistad y amor leal, deja un gran sabor de boca, entre otras cosas por finalizar con una muy elaborada y excelente escena (muy esperada en todo momento) de gran tiroteo entre el protagonista y los malos de turno.
Film nostálgico, donde se hace hincapié (una vez más, en este sentido no es original, ni tampoco lo pretende) de un mundo de libertad y justicia, tendente a una segura desaparición.
Muy bien Wayne, en un dignísimo colofón a su larga y exitosa carrera cinematográfica, acompañado por maravillosos intérpretes como el no menos mítico James Stewart, Lauren Bacall, Richard Boone, Harry Morgan, y hasta el aquí joven actor Ron Howard, más tarde popularísimo director "El código Da Vinci", "Cinderella Man", "El Grinch"...

3 comentarios:

Quimérico Inquilino dijo...

Grandísimo western, emotivo por muchos motivos (la reunión de los dos protagonistas de "El Hombre que mató a Liverty Valance", viejas glorias como Richard Boone, Scatman Crothers, John Carradine...)pero sobretodo por ser, como bien dices, el más bello colofón que Wayne podía tener en su carrera.
Aun hoy día me sigue emocionando...
Un saludo!

Víctor Bilbao dijo...

Hola amigo Quimérico,

Pues sí, tienes toda la rázón.
No es que sea, ni mucho menos, la mejor película de Wayne, ni siquiera de Siegel, pero sí que es un bello colofón a una de las mejores carreras del cine de todos los tiempos. Y no lo digo por su calidad intrínseca, pues ha habido mejores intérpretes, pero sí que Wayne supo ser el más grande durante cuatro siglos. Y eso no lo hace cualquiera.

Un abrazo a todo/as.


Víctor

Anónimo dijo...

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